Donde sea que te encuentres

Discúlpame por favor,
por desaparecer tanto tiempo
de tu mirar encantador,
del peligroso momento.

Créeme cuando te digo
que si una quimera he conocido
escribiendo de quimeras se ha encontrado
y ahora me siento acabado.

Es algo tenso y desgarrante
saber que ninguna relación tengo
con tu escribir apasionante,
con tus puros sentimientos.

Aquellos deseos que llevan al poeta
a semejante estado de gloria
ó a la excitación que completa
alientos colmados de euforia.

Te sumerges en ese baile
colmado de sentires,
ya no de sentimientos
que a mí me trajeron desaires.

Hasta que finalmente lo hechas fuera
y lo escribes llena de buen juicio,
la batalla ganar quisiera
si mi arrogancia no fuera un vicio.

Y no puedo evitar pensar
que tu mirada, otro ya ganó
y sintiéndome fracasar,
mi razón, contigo, lejos voló.

Pero privado de tus ojos,
los que me entretenía interpretar,
tus poemas aprendo a observar,
donde veo insaciables antojos.

De ti espero por lo demás,
que tu mente esté más libre de esa pena
que contagiarme no logré jamás
y que de debilidades te deja llena.

Que como cuando anhelas y necesitas
que te abrasen y te amparen
y habiéndolo leído en tus heridas
no fui capaz de otorgarte.

Y perdóname por eso
y veo que ya lo superaste
y quisiste suplir mi pleno beso
y veo que del todo, no lo lograste.

Si del todo lo hubieras hecho
no te provocaría no hablar
y antes de encontrar un lecho,
me enfrentaras...
Pues yo soy tu única verdad.

Cuida donde pisas
mientras tu destino trabaja
y pone fecha en TU vida,
a MI siguiente batalla.

Ya que lo que menos quisiese
es ver tus pétalos marchitos,
a causa del tiempo disfrazado
de singulares problemas inexistentes.

Cuídate, donde sea que te encuentres.